Si una mancha penetra en el tejido, elimine los sólidos en la medida de lo posible con una cucharada. No utilices nunca un cuchillo ni nada afilado. Limpia las salpicaduras con un paño blanco limpio o un pañuelo de papel (cuidado: el papel de cocina estampado puede desprender). A continuación, humedece ligeramente un paño de algodón blanco y colócalo sobre la mancha. La suciedad subirá hacia el paño. Deje que el paño se seque. A continuación, aclare el paño y continúe mientras el paño siga recogiendo color de la mancha. Repita este proceso hasta que la mancha desaparezca. La mayoría de los derrames tienen un color propio, por lo que podrá saber por el paño blanco utilizado si todavía hay restos del derrame. Utilice agua fría para manchas de sangre o fruta y agua caliente para otras manchas.
ATENCIÓN: ¡nunca restriegue sobre la mancha!